jueves, 14 de julio de 2011

Sobre el lenguaje, continuación...

I.2. La situación del término es peculiar pare el caso del idioma español, que de entrada permite compartir la distinción francesa entre langage y lange (es decir lenguaje y lengua) que es inexistente en otros idiomas que sólo poseen una misma palabra para designar ambos términos. Sobre estas distinciones se puede afirmar que desde el siglo XIX se opone lenguaje (o lenguaje semiótico), como concepción general del lenguaje, a lengua (o lengua natural). Esta última se identificaría específicamente como un tipo de macrosemiótica con características específicas como ser una “organización estructural inmanente, que domina los sujetos hablantes” (los cuales son incapaces de modificarla), la doble articulación y los procedimientos de desembrague. Por el contrario, el lenguaje tomado en su sentido general, abarcaría un ámbito tan amplio que incluso comprendería la lengua natural[i].

No obstante, el término lenguaje resulta particularmente complicado ya que toda definición que se haga de él depende de una actitud teórica condicionante de los hechos del lenguaje (o de los hechos semióticos). Sin embargo, no es incorrecto afirmar que el lenguaje es el objeto de saber del que se ocupa el estudio semiótico. Pero a pesar de estas dificultades, Greimas y Courtés proponen que una posibilidad general de definición sería la de sustituir el término lenguaje por la expresión conjuntos significantes:

Partiendo del concepto intuitivo de universo semántico, considerado como el mundo aprehensible en su significación –previamente a todo análisis–, se tiene el derecho de postular la articulación de este universo en conjuntos significantes o lenguajes, que se yuxtaponen o se superponen entre sí[ii].

Otra característica general de todos estos conjuntos significantes o lenguajes, sería la de que todos ellos son biplanos, es decir “que lo que manifiestan no se confunde con lo manifestado”, y que son articulados: “al ser proyección de lo discontinuo en lo continuo está hecho de diferencias y de oposiciones”.

I.3. Parece difícil dudar que el pensamiento de Roland Barthes está basado siempre en una consideración del lenguaje en su sentido general de conjunto significante, y no en su sentido restrictivo (todo el lenguaje = lenguaje verbal o lenguaje natural). Esta postura es medular para justificar el enfoque de la teoría barthesiana, sin ella es imposible la elaboración de un análisis que utilice modelos de la lingüística, como lo hace Barthes. No obstante, el estudio de “la vida de los signos en el seno de la vida social” (como postulaba Saussure sobre la semiología), y de estos signos como partes de “lenguajes” verbales y no verbales, implica a su vez una enorme labor de construcción conceptual. Una labor de definición de la semiología como ciencia. Ante esto, la interrogante es si el análisis de Barthes logra sostenerse frente a esta exigencia. Por ello es que hemos partido de una exploración de la noción sobre el lenguaje. Y podemos concluir de manera preliminar que resulta evidente la inspiración semiológica del primer Barthes, la intención de teorizar sobre el lenguaje no verbal, partiendo del lenguaje verbal (El gradeo cero de la escritura) y de los mensajes de la cultura de masas (Mitologías).

El siguiente paso será examinar la construcción teórica de Barthes para reconocer sus alcances y sus limitaciones en el campo de una Semiología y, sobre todo, el campo de una crítica ideológica.



[i] Para esta subunidad la referencia: ibídem, pp. 236 – 239.

[ii] Ibídem, p. 238.

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